En una guerra civil existen muchos de esos personajes anónimos que traslucen en un futuro posterior a personajes más o menos conocidos a “vox populi” por todo el mundo.
Este es, sin lugar a dudas, el caso de Blanca Brisac Vázquez por si no la conocen mis lectores diré que esta mujer era una de las trece rosas que fueron fusiladas el cinco de agosto de 1939, en la madrugada. Su historia realmente emotiva la sitúa en un contexto que ni ella misma podría comprender.
El delito el cual le adjudicaron, para aplicarle la pena capital, es el de ser roja, así como atentar supuestamente contra la vida de un guardia civil. Con el tiempo se pudo saber que esta católica profesante y votante de la CEDA (Confederación Española de Derecha Autónoma) distaba bastante del prototipo de lo que se entendía comúnmente como ser “rojo o roja”.
Realmente esta entrada es un homenaje a una madre que dejo a un hijo solo en el mundo. Una madre que pese su fe católica no le ayudo a escapar de una muerte segura. Una madre que en su última cata, y confesión, de despedida dirigida a su hijo Enrique, demostraba que no era rencorosa ni albergaba maldad alguna en su interior frente a los responsables directos de su asesinato.
Para comprobar lo que afirme anteriormente podrán ver la carta en el siguiente enlace.
viernes, 3 de octubre de 2008
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2 comentarios:
Esto es, sin duda, terrible. También habría que poner algunos de los asesinatos, robos en domicilios y violaciones del socialista Agapito Garcia Atadell y su siniestra Brigada del Amanecer; asi como algunas de las atrocidades cometidas en las checas de filiación comunista o socialista.
ARACELI: Que no se borre nunca su nombre. Hagamos lo posible por conocer a esta mujer, por darla a conocer y honrarla tras su asesinato.
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