La degeneración progresiva de la política laboral

Los parados franceses serán sancionados si rechazan ofertas “razonables” de empleo.
Así de tajante se muestra el gobierno francés para paliar la tasa de paro que asola a Francia.
En su aprobación, este proyecto de ley sobre los derechos y deberes de los solicitantes de empleo, el Secretario de Estado de Empleo, Laurent Wanquiez, lo defendió como la mejor forma de “acompañar” a los solicitantes de empleo y, por otro lado, de “controlar los abusos”, pero abusos; ¿por parte de quien?, porque las condiciones son manifiestamente abusivas para la clase obrera y en este caso es la que sale, bajo mi punto de vista, perdiendo.
Me explico, en el caso de un parado inscrito durante tres meses en las listas del paro la oferta se considera “razonable” si es compatible con sus calificaciones y si el trabajo que se le ofrece esta remunerado al menos en el 95% del salario percibido en su anterior empleo, es decir, no llega ni al 100% del salario percibido sino que por el hecho de tener la desgracia y mala suerte de estar inflando las listas del paro lo penalizan con un 5%. Pero la situación aun es más dañina para el trabajador en el caso de que estuviere en las listas del paro durante seis meses, en este caso se le reduciría en vez de al 95% del salario percibido en su anterior empleo al 85%, considerándose razonable, y siendo aun más abusivo y grave que lo anterior expuesto, si la persona inscrita en las listas del paro lo estuviere durante un año se juzgará razonable una oferta que le pague tanto como la prestación por desempleo.
Esta política en la Unión Europea no es novedosa, ya que reflejando el auténtico espíritu de la misma, un espíritu en el que el modelo de los derechos laborales y económicos es bis al de Estados Unidos, que es favoritismo tácito a la clase patronal y empresarial, siendo esta la que a su entender (el de la Unión Europea) debe marcar las directrices por las cuales deben regularse las relaciones laborales, no es de extrañar que recientemente sacarán la normativa comunitaria europea por la cual se va a permitir, en breve, ampliar la jornada laboral en más de 65 horas semanales y que el Gobierno socialista español en una muestra de tibieza moral no se opuso en contra sino que para mostrar su descontento, de esa normativa, lo único que hizo fue abstenerse en su votación.
Teniendo como referente lo expuesto anteriormente como no se va a sumar los países integrantes del invento conocido como Unión Europea, como Francia, a tales despropósitos vertidos por su clase gobernante.